Carta a todos mis maestros, maestros de escuela y maestros de vida.
Queridos Maestros:
Gracias por vuestras enseñanzas.
Gracias por vuestra generosidad al compartir y dar parte de vosotros.
Gracias por verme como persona y no solo como “resultados”.
Gracias por mirarme sin juicios y sin etiquetas.
Gracias por ver no solo lo individual sino también lo colectivo.
Gracias por fomentar la colaboración buscando sumar en lugar de dividir.
Gracias por ver nuestros potenciales, no solo nuestras carencias, y enseñarme a verlo también en los demás.
Gracias por ayudarme a superar miedos y obstáculos.
Gracias por confiar y guiarme para persistir en mi propósito.
Gracias por respetar mi identidad y mis sistemas.
Gracias por retarme a ser mi mejor versión.
Gracias por darme claridad en momentos de oscuridad.
Gracias por darme ese golpe de realidad cuando me alejaba de ella.
Cada lección ha sido, no solo una lección de conocimientos, sino una lección de vida.
Cada lección, desde la más inspiradora hasta las más dolorosa, ha sido justamente la que necesitaba.
Tomo lo recibido dándole un buen uso.
Y creo que la mejora manera de honrarlo es compartiéndolo y poniéndolo al servicio de otras personas.
Confío que así ambos crecemos y ayudamos a otros a crecer.
Gracias a la vida por haber coincidido contigo.
¡Gracias queridos maestros!
“Solo un corazón agradecido puede aprender. Solo un corazón agradecido puede enseñar”, Angélica Olvera.